El gorro está estructurado con patrones tejidos sumamente complejos y geométricos. La zona superior presenta líneas que irradian desde el centro, creando un efecto de abanico o ondas concéntricas que fluyen hacia los lados. Una franja horizontal más densa marca la división entre esta área y la base inferior, donde el tejido adquiere una densidad diferente y más compacta. Un pequeño remate o pomo coronea la parte superior, elemento típico de los gorros ceremoniales africanos.
La paleta cromática es profunda e íntima: negro muy oscuro predomina como color base, mientras que tonos cálidos de cobre, marrón y dorado tejen un contraste sutil pero poderoso a través del tejido. La textura es evidentemente elaborada, mostrando el trabajo manual de un tejedor que crea profundidad mediante capas de trenzado entrecruzado. La superficie tiene un acabado orgánico y poroso, con variaciones tonales que revelan cómo la luz interactúa con cada puntada, otorgando al objeto una presencia tangible y ceremonial, como si guardara en su trama los rituales y sabidurías de Camerún.