Artista, interiorista, viajera.

Vivo en Madrid, pero viajo constantemente en busca de experiencias y conocimiento. Mi trabajo nace del deseo de habitar los espacios incluyendo la memoria, conservando recuerdos y vivencias para convivir con ellos.

Desde pequeña he creado con lo que encuentro. Esto no es algo que decidí hacer un día.

Es una forma de vida.

Desde muy pequeña hacía esto: componía con flores que prensaba, espejos pintados al revés, tintas. Creaba sin saber que estaba creando. Con el tiempo fui evolucionando, incorporando nuevos materiales, nuevas técnicas, pero la esencia siempre ha sido la misma: transformar objetos en emociones.

Siempre me apasionó sentir y descubrir diferentes culturas sumergiéndome en ellas. En cada viaje empecé a desarrollar una curiosidad profunda por las joyas, adornos y objetos étnicos y tribales. Me fascina su estética única, su significado antropológico, las variables socioculturales que los rodean, su contexto histórico, incluso los componentes religiosos y mágicos inherentes a cada uno de ellos.

Cómo empezó todo

Busco objetos, los encuentro, los selecciono cuidadosamente. Algunos siguen creándose con el mismo arte y utilidad, pero con nuevas formas y materiales. Cada uno guarda historias de quienes los usaron, de quienes los crearon.

Más allá de la decoración

Para mí, los objetos son depósitos de significado. "Cultura material" que nos acompaña, a veces de forma íntima, desde el nacimiento hasta la muerte e incluso después. Me interesa nuestra relación con las cosas que usamos y admiramos.

En un mundo de recursos finitos, mis obras reivindican la importancia intrínseca de los objetos: su fabricación, circulación, utilidad y significado. Busco conectar emocionalmente con aquello que nos rodea, indagando en su trayectoria histórica.

Cuando decimos que "ni por todo el oro del mundo" venderíamos algo heredado, nos referimos a que el cariño ha sacado a esos objetos del mercado. Yo les doy una segunda vida. Los convierto en arte que honra su historia.

De los mercados a tu espacio

Viajo a Nepal, Vietnam, India, África, Japón, Marruecos, Brasil... En cada lugar busco, encuentro, selecciono. Un pedazo de cultura, un fragmento de costumbre lejana que merece ser valorado, acercado, preservado.

De vuelta en Madrid, compongo. Luz, ambiente, color, composición, puesta en escena. Enmarcado cuidadoso. No uso los objetos solo como materia estética, sino como portadores de vida, identidad, significado y tiempo.

Creo puentes: entre el pasado y el presente, entre lo íntimo y lo colectivo, entre distintas culturas, entre la experiencia vivida y lo sentido. El resultado son emociones estéticas que permiten reflexionar sobre identidad, tiempo y pertenencia.

Pequeños altares poéticos donde la belleza no es superficial, donde lo bello no está vacío.

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Arte y arquitectura: una mirada completa

Mi formación como diseñadora de interiores me ha dado una comprensión profunda del espacio.
Esta doble mirada—artística y técnica—me permite crear obras que no solo son bellas, sino que dialogan con el lugar que habitan.

Como artista:

Sensibilidad para capturar memoria y emoción

Búsqueda constante en viajes y culturas

Composición estética refinada

Cada pieza única e irrepetible

Como diseñadora de interiores:

Comprensión del espacio y la luz

Conocimiento de materiales y proporciones

Experiencia en proyectos profesionales

Capacidad de crear para contextos específicos

Soy licenciada en diseño de interiores y he trabajado durante años tanto en proyectos propios como en colaboración con estudios de arquitectura y diseño en Madrid.

También fui redactora y delegada de una revista especializada en arquitectura de espacios terciarios, donde escribí decenas de artículos sobre proyectos profesionales.

Entre 2016 y 2019 tuve mi propia tienda, Assemblage-Deco, en La Galería de San Joaquín y Santa Bárbara, donde vendí todas mis piezas y aprendí el valor de contar la historia detrás de cada objeto.

Si quieres conocer todo mi recorrido profesional como arquitecta e interiorista, puedes verlo aquí.

Vale la pena reflexionar sobre la emoción que nos despierta un objeto. Puede conectarnos con la infancia, recordarnos un lugar, un momento. Es positivo y sostenible que artículos que serían desechados vuelvan a convertirse en piezas valiosas.

Mi propósito es convivir con la emoción, la memoria y el sentido de las cosas que nos rodean.

Dejar que los objetos vuelvan a encantarnos. Contar historias a través de ellos.

Creo obras de emoción, estéticas y bellas.

Pequeños altares poéticos donde la belleza no es superficial, donde lo bello no está vacío.

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