La toalla está dominada por rayas verticales de distintos anchos que crean un ritmo visual ordenado y geométrico. Las franjas se alternan entre espacios más amplios y otros más estrechos, generando movimiento contenido. En los extremos, pequeños remates decorativos y bordes reforzados evidencian el trabajo manual del telar, con detalles que rematan con precisión cada orilla.
La paleta es sobria e íntima: blanco puro, grises cálidos y tonos beige crema se entrelazan sin competir. El algodón natural muestra una textura visible y táctil, con una trama densa que marca cada fibra. La pátina del tiempo ha dejado sus huellas: leves variaciones tonales, decolorimientos suaves y ese brillo apagado que solo adquieren los tejidos auténticos tras años de uso, creando una superficie que parece respirar con la calidez de lo vívido y lo vivido.