El texto de los manuscritos de hojas de palma se inscribía con un cuchillo, como utensilio de escritura, en hojas de palma de corte rectangular y curadas; luego se aplicaban colorantes en la superficie y se limpiaban, dejando la tinta en los surcos incisos. Cada hoja tenía un agujero a través del cual podía pasar una cuerda, y con ellas las hojas eran atadas con un cordel para atarlas como un libro.
En el sur de India y en Sri Lanka, la hoja de palma siguió siendo el material de escritura preferido y solo se abandonó con la aparición de las imprentas en el siglo XIX. En el sur de India, el uso de la tinta fue sustituido por el grabado con una punta de metal.
Se utilizaron dos métodos para escribir los manuscritos: tinta con una pluma o un pincel en el norte o incisos con un estilete en el sur. En este caso, el manuscrito era cubierto con una mezcla de aceite y hollín y luego se secaba. La mezcla negra permanece pegada en las incisiones y así revela el texto.